Saturday, March 11, 2006

EL avión, el avión, los aviones...

Parecía ser –y así lo dijeron algunos expertos– "el más duro golpe" sufrido por las Farc en su historia: 70 guerrilleros y su comandante, toda una columna móvil, se entregaban el martes de esta semana al Gobierno y anunciaban su desmovilización. Como ñapa, ponían en manos de las Fuerzas Armadas un avión dedicado a actividades subversivas.

La noticia era y es de indudable importancia. Pero el manejo que le dio el Gobierno se ha convertido en una absurda conspiración contra su propia credibilidad, hasta el punto de que merma la trascendencia del acontecimiento y lo salpica de dudas e inquietudes.

El asunto ha sido mal presentado ante la opinión pública. Para empezar, el verdadero jefe de la columna móvil La Gaitana –Luis Rayo, alias ‘Marlon’– no se entregó; el vocero de los desmovilizados es un cuadro de segunda importancia llamado Raúl Agudelo Medina, alias ‘Olivo Saldaña’. Pero ocurre que ‘Saldaña’ tampoco se entregó, sino que estaba preso desde hace dos años.

Y el hombre que apareció en las películas y fotografías con un elegante atuendo y peinado de corte moderno no es tampoco el comandante, sino posiblemente un antiguo estudiante y miliciano apodado ‘Biófilo’. Para completar, la épica Aerocommander 685 no formó parte de la entrega, ya que desde hace tres años está inmovilizada en Corozal (Sucre).

Es verdad que 70 guerrilleros optaron por la desmovilización y que semejante hecho reviste sobresaliente notoriedad. Nos alegramos por ello. Lo lamentable es que se hubiera administrado la noticia sin la transparencia deseable: esa misma transparencia en cuyo nombre destituyó hace poco el presidente Uribe al general Reynaldo Castellanos, comandante del Ejército. ¿Por qué el Gobierno no fue absolutamente claro desde el comienzo? ¿Por qué el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, no reveló la verdadera historia del Aerocommander? ¿Por qué se ocultó, en un principio, la participación de un guerrillero preso? ¿Por qué reinó un peligroso hermetismo en algunas fuentes oficiales que se negaron a hablar con la prensa? ¿Influyó cierta intención electoral en este absurdo montaje?

Una mentira y una omisión acabaron por debilitar y ensombrecer un episodio que, por su importancia, merecía mejor suerte.

Tomado de partidoliberal.org






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